Es
En
por Elena
Oliveras
Pluscuamperfecto: Carolina Antoniadis en Galería del Infinito, abril 2006
El tiempo del hubiera

A través de una flotación de signos ingrávidos Carolina Antoniadis habla de la dificultad de aprehender la propia historia de modo definitivo. Situándose en su infancia, recupera la imagen, guardada en la memoria, de su madre, de su padre y de su hermano, y así encuentra huellas, claras coincidencias estéticas con su propia obra.

Por tanteos, aproximaciones, y a veces turbulentos contactos, se develan las marcas del mundo familiar. Pero si bien las afinidades son evidentes, la clave no está en el ‘es’, sino en el ‘hubiera’, es decir, en un campo abierto a infinitas posibilidades. De allí que no sea casual que las construcciones de Antoniadis, aunque muy cuidadas, nunca ‘cierren’.

Bidimensionales, los protagonistas de sus pinturas no tienen espesor; más que como cuerpos aparecen como siluetas recortadas y desprendidas del todo, como si la verdad, la única existente, fuera la del hubiera o hubiese, es decir, la del boceto o de la pantalla plana que anuncian lo que podría haber sido si...

En cada movimiento de la mirada del espectador se desprenden nuevas relaciones entre las figuras, siempre sujetas a interferencias y ruidos que perturban el contacto directo, multiplicando su soledad. Así lo encontramos en Proyecto discontinuo o en Postura y en la apariencia vacilante y ambigua de los cuerpos de Modo potencial. Difíciles de aprehender, las figuras se desvanecen allí en el brillo aurático de sus sombras.

En ningún caso la energía desaparece. Por el contrario, renace en la atmósfera que rodea a los personajes, en las formas circulares concéntricas de vivos colores, en el diseño gozoso y, en definitiva, en el placer del acto de pintar que permite la feliz aproximación al pasado pues, confirmando lo que afirmaba Proust en El tiempo recobrado, “los verdaderos paraísos son los paraísos que hemos perdido”. El tiempo del hubiera desaparece así, momentáneamente, en la felicidad que fue.